sábado, 16 de febrero de 2013

¿Es un problema la democracia?

Vemos cómo el sustantivo “democracia” ha obrado milagros, hasta el punto de que sus cuatro sílabas, “de-mo-cra-cia”, cuando son pronunciadas en público, fácilmente desarman a todo adversario y refutan hasta la más perfecta crítica realizada. Esta palabra, impresa sobre la bandera del moderno sistema liberal, puede también convertirse en una tapadera perfecta para los más despreciables crímenes políticos.
En la historia reciente ha sido utilizada innumerables veces como una coartada para llevar a cabo una serie de atentados y asesinatos en contra de actores políticos muchas veces artificialmente descritos como no democráticos. O, en la misma dinámica, pero en su más elevada ex­presión, con el bombardeo propagandístico de la frase inapelable “luchar por la democracia”, por ejemplo, el pueblo es galvanizado de tal forma que otorga al gobernante de turno “carta blanca” para bombar­dear hasta la rendición a naciones etiquetadas como “no democráticas”. La belleza surrealista de este sustantivo genérico implica, basándose en el empleo que de él se realiza en un tiempo y lugar específicos por el usuario circunstancial, como vemos, todo y nada al mismo tiempo. Hoy en día, este nombre y los diversos calificativos democráticos se han con­vertido en parte integrante de todo arsenal léxico en el medio político. ¡Dios nos coja confesados si un político en Occidente se atreve a criticar nimiamente esa cuasi-religiosa palabra divina!
[del prefacio de Tomislav Sunic]

¿Es un problema la Democracia?, de Alain de Benoist
Prefacio de Tomislav Sunic
1ª edición, Barcelona, 2013
21×15 cms., 160 págs.
Cubierta a todo color, con solapas y plastificada brillo
PVP: 15 euros