Decían los viejos que como la Santa Madre Iglesia mandaba, los leoneses eran escrupulosos con las observancias que de ella emanaban, por eso en los días de Semana Santa no había licor que la madre tierra nos diera que los leoneses probaran, ni carne que ellos yantaran. Bien piadosos cumplían los preceptos y asistían a los ritos que la Iglesia decía.
Eran los leoneses tan piadosos y tan cristianos que llegado el viernes Santo, llegado el momento de la muerte de Nuestro Señor, solo un culpable veían. Y a la pregunta de: ¿Quien mató a Dios Nuestro Señor?, la contestación era evidente y como una piña respondían: "LOS JUDíOS". Ese mismo día, armados de palos, guadañas, hoces, espadas y todo lo que a sus manos cayeran dirigían sus pasos calle abajo desde la catedral hasta Santa Ana, para así vengar la muerte de su Señor. Eso ocurría cada año, cuando estas fechas de gran solemnidad religiosa se acercaban. Evidentemente algo había que hacer al respecto sobre el asunto, pues las autoridades, tanto civiles, como eclesiásticas, no podían permitir que semejante masacre ocurriera.
Por ello, decidieron que en estas fechas piadosas de recogimiento y restricciones, se permitiera la venta de cierta bebida alcohólica más suave que el vino en las ventas de León, hecha de productos naturales: vino, azúcar y limón y rebajada con agua (para seguir manteniendo en parte sus mandatos). De este modo se pretendía que en el camino de la catedral hasta Santa Ana la población parara para humedecer sus gargantas en las numerosas ventas que en camino había, y dada la capacidad relajante y tonificadora de la bebida, desistieran de su ímpetu vengativo por la muerte de nuestro Señor Jesucristo. Así, por cada vaso que bebieran era como si un judío hubieran matado y no tenían que ir hasta Santa Ana. De ahí el matar un Judío por cada limonada que se beba.
Ahora bien, las "malas lenguas" cuentan que la bebida siempre estuvo permitida es estas fechas y que debido a su "flojedad" conseguía emborrachar hasta al mas sereno por lo que en su estado de embriaguez decidían tomarse al justicia por su mano y vengar la muerte de Nuestro Señor Jesucristo, por lo que el tomar limonada paso a ser sinónimo de matar judíos.
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